Alberto Limón, es un talabartero de Tehuacán que frente a las problemáticas enfrentadas por él y compañerxs artesanxs, decidió poner en marcha una iniciativa para mejorar sus condiciones de trabajo a través de un esquema de acción conjunta: el Colectivo Panolti, cuya historia no puede entenderse sin el trabajo de mujeres y hombres dedicados a transmitir y redefinir.
Uno de los objetivos principales del colectivo, es difundir el trabajo de artesanas y artesanos que trabajan con una diversidad de materiales impresionante: hilo, ónix, madera, alambre, plumas, etcétera; que con su trabajo y talento se convierten en objetos únicos de gran valor estético y utilidad. Parte de la función del colectivo es preservar un saber hacer que ha sido transmitido de generación en generación, pero que también se ha nutrido a partir de las experiencias de cada artesanx.
El colectivo también ha servido como un espacio de encuentro del que surgen interesantes propuestas a partir de la colaboración entre artesanxs; la fusión de materiales y técnicas ha conseguido redefinir técnicas y procesos, dando lugar a piezas únicas que despiertan interés entre el público. Aunque se trate de productos con gran aceptación, la comercialización del trabajo final implica diversas complicaciones, una de ellas, en muchas ocasiones, es la imposibilidad de vender sus creaciones a un precio justo.
Por lo que recibir la remuneración correspondiente al tiempo y esfuerzo invertidos en la elaboración de una pieza es una de las preocupaciones que motivó la formación del colectivo. A través de las historias de vida y fotografías tomadas a lo largo del desarrollo productivo podemos conocer los referentes personales que influyen en el proceso creativo de lxs artesanxs. Cuando conocemos la historia detrás del producto final se vuelve más valioso, y no en el sentido de un valor meramente transaccional.
La historia de cómo Beto se convirtió en un talabartero es sumamente interesante, después de la muerte de su padre, Hermelindo; Beto heredó equipo y maquinaria que puso a la venta debido a que dedicarse a trabajar el cuero no estaba en sus planes. Pero por circunstancias familiares inesperadas, Beto quedó a la cabeza del negocio familiar; su formación como arquitecto, le permitió innovar en el diseño de nuevos productos.
A pesar de las dificultades que enfrentan lxs artesanxs en nuestro país, las iniciativas autogestivas resultan exitosas al momento de hacerle frente a múltiples obstáculos. Proyectos como Panolti son notables, ya que buscan mejorar las condiciones imperantes a través de propuestas que entienden las necesidades de cada contexto y no buscan reproducir un esquema clientelar.