Para Artesanías Remigios, tejer se ha vuelto una herencia familiar. El abuelo de Marcial se dedicaba al campo, pero para apoyarse económicamente comenzó a tejer y a reparar sillas; buscando trabajo de casa en casa. Por eso cuando sus hijos crecieron también les enseñó este oficio. Así fue como Marcial y sus hermanos aprendieron de su padre.
Fue hasta hace unos años, cuando Marcial migró por un tiempo a Guadalajara, que lo fue retomando. Durante su estadía en esta ciudad observó nuevas y distintas formas de tejer, observando más de cerca diferentes tipos de artesanías hechas con palma y mimbre.
Marcial es originario de Santiago Mexquititlan, Amealco municipio del Estado de Querétaro. Después de estar en Guadalajara hace un poco mas de tres años migró a los Estados Unidos. Allá trabajó en un aserradero cargando, cortando y apilando vigas para armar sillas. En algo que es muy común en este tipo de trabajos, tuvo un accidente por lo que se tuvo que regresar a México.
En lugar de sentirse desanimado por el accidente Marcial se sintió motivado a abrir su propio taller, poniendo en práctica todo lo que había aprendido de tejido en su vida. Para poder diseñar y fabricar él mismo el mobiliario se decidió a aprender el oficio de la herrería.
Inicialmente en su taller comenzaron a hacer canastas y muebles combinando ambos oficios. Poco a poco fueron probando e incorporando materiales, modificando la forma de trabajar, pero siempre con la disposición de hacer nuevas cosas para seguir mejorando. Ahora en el taller no sólo trabaja su familia, conformada por cuatro hijos y su esposa, sino que ha podido dar trabajo a ocho jóvenes del lugar.
Toda su familia trabaja realizando diferentes actividades, pero Tatiana y Luis Enrique los hijos mayores de Marcial, son los que más se ha involucrado en el taller. Una de las dificultades a las que se enfrentan es encontrar mercado para que tengan un ingreso un poco más estable. Todxs se sienten muy motivados a mejorar la productividad del taller y tienen la convicción de poder exportar sus productos.
Su taller se encuentra en Santiago y en trabajan casi todos los días. Los fines viajan a la ciudad de Querétaro para vender sus productos. Además, junto con más artesanos en Amealco, tienen sus productos en “ar doni” (palabra hñähñu, que significa flor) en la Casa de Cultura en el centro de la ciudad de Amealco.