Rosa Olivares García es originaria de San Pedro Jocotipac, Oaxaca. Cuando cumplió 15 años y terminó decidió irse a la Ciudad de México para trabajar y ayudar a su mamá y a su papá. Rosa trabajó en una cafetería y también en un restaurante, pero la cestería es lo que de verdad ama hacer, es una experta y no es de extrañarse, ya que a los 8 años aprendió de su madre y de su abuela.
Gran parte de la vida de Rosa transcurrió tejiendo tenates, sopladores y bolsitas; recuerda con mucho cariño que ella, su mamá y su abuela se sentaban a preparar lo que venderían el Día de Muertos, una de sus fechas más prósperas. Actualmente, en San Pedro Jocotipac casi nadie se dedica a la cestería, la principal actividad económica es la agricultura, específicamente el cultivo de maíz, frijol y trigo.
Sin embargo, Rosa quiere seguir dedicándose a tejer y que sus hijxs aprendan el oficio. “Es lo que yo sé, lo que yo soy” nos cuenta muy emocionada. “La artesanía es algo que nunca voy a olvidar”, es lo que la hace más feliz y es una parte indisociable de su persona. De hecho nos cuenta que pocas cosas le alegran más que ver las fotografías de su trabajo y leer que son bien recibidos.
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